Empujado hacia abajo, sin poder liberarse, atrapado por Caribdis, en su horrible boca el remolino me destroza... demasiado cerca paso del peligro, entre los dos monstruos desvarío, las mandíbulas cánidas o el remolino que se traga todo.
¿Qué hacer? la decisión es arriesgada, la destrucción prometida en ambos lados, solo cabe mirar hacia delante, a la pequeña luz de esperanza, flanqueado por ambos monstruos, ambas antiguas bellezas, ambas malditas por sus crímenes que son mis propios crímenes, por lo cual la condena es vadearlas, superarlas atraído por la fuerza o los engaños.
¿Qué será de mi?, un momento de dolor y el descanso en el gran recinto del Dis Pater.
No, me niego
Entre Caribdis y Escilla
1 comentario:
Vorágine la vida
y los montruos marinos juegan a devorarnos.
Antes bellos, antes puros, antes...
Ah!! la esperanza es la primera en marcharse cuando se navega sin brújula
y siempre es de noche cuando uno la vuelve a encontrar.
Buena travesía Alejandro.
Bonsoir.
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