Eso mismo, recomenzar, escribir otra vez, intentar que las palabras fluyan nuevamente de mi atormentada mente.
Transcurso de un año: trabajo, perdida, responsabilidades de adulto; todas facetas de la vida inconclusas que conducen nuevamente al oscuro abismo de mi egoísmo satisfecho y que al final terminarán en nada como siempre, vaciando mis ideas al tratar de escribir. El gato, que nuevamente logré negar y enterrar sonriente dentro de los laberintos de mis ideas pudo salir en el momento justo. Derramando lágrimas de felicidad al verle lo he aceptado, con su sonrisa burlona.
Es EL quien me da la las fuerzas para continuar… para cantar los relatos los cuentos que el señor de las formas me obliga a vomitar, tanto tiempo desoí su llamado, el me condenó a no dormir, pero sus imágenes desbordan en mi obligándome a vagar por sus reinos.
Aceptado.
“La noche cayó hace horas, las respiraciones se sienten constantes aunque abrumadas mientras insomnio juega a torturar. Las imágenes idiotas y los sonidos absurdos de la imaginación de masas saltan y se burlan de la gente que aun no duerme. 3 de la madrugada. El frio consume a los innobles. El frio es un buen tema, quizás frio y no-sueño sean una mala combinación. Crean mundos indecibles e incontables, reinos inconmensurables de blanca y reluciente nívea oscuridad.
Tal vez logre superar el reto.
Tal vez regrese.
Tal vez…”